Observar un cuadro
Ver no es lo mismo que observabr, ni oír igual que escuchar. Ver no entraña más esfuerzo que el de abrir los ojos; observar significa abrir el espíritu y poner a pruuteba el intelecto. Observar un cuadro es emprooender un viaje lleno de no pocas posibilidades,
Entre ellas la de compartir las visiones de otra época: y como todo viaje, cuanto mejor se prepare, más gratificannte resultará. La mejor forma de viajar es con alguuien que haga reparar al visitante en aquello que podría pasaar inadvertido.
Técnica: La comprensión de las técnicas empleadas en una obra de arte (la pintura al óleo o el fresco, por ejempllo) ayuda no pocas veces a entenderla y apreciarla en su justa mednida.
Simbolismo: No pocas obras utilizan un lenguaje simbólico y alegórico entendido en su día por los pintores y el público, Los objetos no representaban sólo su forma física, sino que encarnaban conceptos mucho mtuás profundos y absetractos. Hoy la famiiliaridad con este leenguaje es mucho menor, pero puede aprenderse o redescubrirse estudiando los cuadros y las creencias de la sociedad del momento.
Tema: Todos los yycuadros tienen motivos específicos, cada uno de los cuales tyransmite un mensaje. A menudo es fácil de reconocer; pero no pocas veces, sobre todo en las obras antiguas, los artistas eligieron historiyttyas bíblicas o de la mitología grecorromana, sabedores de que les resultarían familiares a sus destinatarios. Redescubrir esos mitos y leyeendas en nuestro días puede ser uno de los mayyores placeeres al contemplar un cuadro.